Versículo para memorizar. 2ª Timoteo 3:16. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para
corregir, para instruir en justicia”
En cierta ocasión, Dios mostró ante Ezequiel a los ancianos de Israel adorando imágenes de reptiles; a las mujeres adorando a Tamuz; y a los sacerdotes adorando al sol (Ezequiel 8). A todas estas formas de adorar, Dios las llamó “abominaciones”. Incluso de ciertas formas correctas de adoración a Dios, Él dijo “no lo puedo sufrir” (Isaías 1:13). A Dios le importa qué adoramos, cómo adoramos y por qué adoramos. Por tanto, es importante conocer los fundamentos de la verdadera adoración.
A IMAGEN DE DIOS
“El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo” (Génesis 5:1).
El ser humano es la única criatura de este planeta que fue creado a imagen de Dios (Génesis 1:27). Adán y Eva debían transmitir esta imagen a sus hijos. No obstante, a causa del pecado, ellos engendraron a sus hijos “a su semejanza” y no a la semejanza divina (Génesis 5:3). Paulatinamente, la imagen de Dios se ha ido desfigurando de generación en generación. El propósito de la educación divina es restaurar en nosotros la imagen perdida de Dios a través de la Redención. Este plan de Redención cubre desde el pecado hasta la Encarnación y la nueva Creación, y seguirá siendo nuestro tema de estudio por la eternidad.
JESÚS COMO MAESTRO
“Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro” (Juan 3:2).
Isaías 11:1-9 es una sorprendente profecía acerca del Mesías. En estos versículos, Jesús es presentado como educador:
• Tendrá espíritu de sabiduría.
• Tendrá espíritu de consejo.
• Tendrá espíritu de conocimiento.
• Juzgará con justicia.
• Argüirá con equidad.
El resultado final de su obra educadora será que “la tierra será llena del conocimiento de Jehová”. Nicodemo fue uno de los primeros en reconocer a Jesús como maestro (rabí). Durante su conversación, Jesús le indicó que su don de enseñanza provenía de Dios (Juan 3:11-12). Es Dios el que capacita a cada educador para realizar su obra.
MOISÉS Y LOS PROFETAS
“A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos” (Lucas 16:29).
Pablo presentó a Timoteo la Biblia como el libro educador por antonomasia: “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2ª de Timoteo 3:16). Cada una de sus divisiones tiene algo que enseñarnos.
ANTIGUO TESTAMENTO
• Pentateuco. Cómo vivir de acuerdo con el plan de Dios para nosotros.
• Profetas primeros. Cómo puso en práctica Israel estos principios.
• Profetas posteriores. Cuáles fueron sus errores y cómo evitarlos.
• Escritos. Ejemplos prácticos de educación (buenos y malos)
NUEVO TESTAMENTO
• Libros históricos. Contienen gran cantidad de material educativo y cómo transmitirlo.
• Epístolas paulinas y generales. Aplicaciones prácticas de la educación recibida.
• Apocalipsis. Un vistazo al desarrollo educativo y su objetivo final.
LOS SABIOS
“El corazón del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus labios” (Proverbios 16:23).
La Biblia habla de hombres sabios, entre ellos José, Aholiab, David, Etán, Ahitofel, Husai, Agur, Lemuel, Gamaliel, Pablo. Todas estas personas vivieron de manera responsable y para beneficiar a los demás. Pero, sin lugar a duda, el más destacado es Salomón. Él disertó sobre las plantas y los animales, y compuso proverbios y cantares. Sus escritos nos enseñan cómo aplicar el conocimiento de forma práctica (es decir, ser sabios). Él nos insta a alcanzar la sabiduría y usarla para educar a otros. De esta forma, nos convertimos en canales a través de los cuales Dios puede instruir a su pueblo (Proverbios 9:9-10).
LA EDUCACIÓN EN LA IGLESIA PRIMITIVA
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Juan 14:26).
Antes de irse, Jesús prometió enviar al Espíritu Santo para, entre otras funciones, continuar con su labor educativa. Él nos guía a toda verdad y nos enseña qué debemos decir, cuándo y cómo.
Su educación no procede “de la sabiduría humana sino del poder de Dios”, y no usa “la sabiduría de este mundo” sino que expone “el misterio de la sabiduría de Dios” (1ª de Corintios 2:5-7 NVI). A través de Él, podemos llegar a estudiar incluso “las profundidades de Dios” (v. 10). ¿Cuán profundo será ese estudio y cuánto acceso al aprendizaje habrá para quienes sean guiados por el Espíritu?
Nota de EGW: “Los jóvenes deben ser aprendices para el mundo venidero. La perseverancia en la adquisición de conocimientos, regida por el temor y el amor de Dios, dará a los jóvenes crecidas fuerzas para el bien en esta vida; y los que saquen el mejor partido de sus oportunidades para alcanzar altas realizaciones, las llevarán consigo a la vida futura. Han procurado y obtenido lo que es imperecedero” (Fundamentals of Christian Education, pg. 49).