Esdras y Nehemías – Se viola el espíritu de la Ley

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Versículo para memorizar. Nehemías 5:11. “Os ruego que les devolváis hoy sus tierras, sus viñas, sus olivares y sus casas, y la
centésima parte del dinero, del grano, del vino y del aceite, que demandáis de ellos como interés”.

Uno de los problemas a los que tuvo que enfrentar Nehemías durante la reconstrucción de la muralla de Jerusalén fue el clamor de los oprimidos contra sus hermanos que les oprimían. Nehemías 5 relata el problema que surgió y cómo fue resuelto por Nehemías.

QUEJAS DEL PUEBLO

“Entonces hubo gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos” (Nehemías 5:1).

Había tres situaciones distintas que habían provocado abusos contra los pobres:

• Unos habían pedido prestado grano para sembrar.
• Otros habían hipotecado sus propiedades para comprar el grano.
• Otros habían pedido prestado para pagar el tributo del rey.

En todos los casos, debido a las malas cosechas, se veían incapaces de hacer frente a la deuda. Esto implicaba que debían dar a sus hijos como siervos. Los acreedores, por su parte, exigían el pago de las deudas, a sabiendas de que no podían pagarlas. No importa la razón por la cual alguien haya caído en la pobreza. Es nuestro deber hacer lo posible para aliviar su situación.

CONTRA EL ESPIRITU DE LA LEY

“Y me enojé en gran manera cuando oí su clamor y estas palabras” (Nehemías 5:6).

Dios permitió a Israel mantener ciertas situaciones que hoy nos parecen injustas, como la esclavitud (Mateo 19:8). No obstante, les dio leyes para evitar el abuso. El esclavo hebreo debía servir solo seis años, o hasta el año de jubileo, según los casos (Éxodo 21:2; Levítico 25:39-40). Por lo tanto, los acreedores del tiempo de Nehemías estaban amparados por la ley, pero olvidaron el espíritu de la ley (evitar la esclavitud). Nehemías meditó el asunto con detenimiento, hasta encontrar un argumento legal para poder acusarles. Este argumento era que se les cobraba intereses, aunque fuesen pequeños (ver Éxodo 22:25; Levítico 25:36; Deuteronomio 23:19).

NEHEMÍAS ACTÚA

“Y dije: No es bueno lo que hacéis. ¿No andaréis en el temor de nuestro Dios, para no ser oprobio de las naciones enemigas nuestras?” (Nehemías 5:9).

Después de intentar solucionar el problema en privado (v. 7), Nehemías convocó una reunión general para tratar el tema. De esta forma, los acreedores eran confrontados en público: ¿era su comportamiento moralmente correcto? Junto a Nehemías, algunos habían rescatado de la esclavitud a judíos que habían sido vendidos a paganos. ¿Y ahora esclavizaban los judíos a sus hermanos? ¿No iba a ser esto motivo de burla y escarnio ante sus enemigos? Los acreedores, avergonzados, callaron. No podían responder nada en su defensa.

UN JURAMENTO

“Y dijeron: Lo devolveremos, y nada les demandaremos; haremos, así como tú dices. Entonces convoqué a los sacerdotes, y les hice jurar que harían conforme a esto” (Nehemías 5:12).

Nehemías les propuso un pacto:

• Condonar la deuda.
• Devolverles sus posesiones.
• Devolverles los intereses cobrados.

Los acreedores estuvieron de acuerdo con este pacto. No obstante, Nehemías vio necesario un compromiso firme, y llamó a los sacerdotes para hacer un juramento. De esta forma, podían ser legalmente obligados a cumplir el pacto. Quebrantar un juramento suponía desobedecer la ley (Levítico 19:12). Por eso, la Biblia nos aconseja que pensemos detenidamente antes de comprometer nuestra palabra (Eclesiastés 5:5).

EL EJEMPLO DE NEHEMÍAS

“También desde el día que me mandó el rey que fuese gobernador de ellos en la tierra de Judá, desde el año veinte del rey Artajerjes hasta el año treinta y dos, doce años, ni yo ni mis hermanos comimos el pan del gobernador” (Nehemías 5:14).

Años después, cuando Nehemías puso por escrito el relato, recordó cómo contrastaba su propia actitud con la de sus avaros hermanos. Durante su primer periodo como gobernador (doce años), Nehemías no impuso ningún tributo al pueblo para su propio mantenimiento, como lo habían hecho los gobernadores anteriores. Costeó la parte de restauración de la muralla que le tocaba realizar. Mantuvo de su propia fortuna los gastos de la corte (150 cortesanos). Nehemías puso al Señor y a su obra por encima de su propio beneficio y ventaja personal.

Nota de EGW: “Éramos todos deudores de la justicia divina; pero nada teníamos con qué pagar la deuda. Entonces el Hijo de Dios se compadeció de nosotros y pagó el precio de nuestra redención. Se hizo pobre para que por su pobreza fuésemos enriquecidos. Mediante actos de generosidad hacia los pobres, podemos demostrar la sinceridad de nuestra gratitud por la misericordia que se nos manifestó. “Hagamos bien a todos—recomienda el apóstol Pablo, —y mayormente a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:10” (Profetas y reyes, pg. 482).

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