Descanso en Cristo – Sin descanso y rebeldes

Versículo para memorizar: 1ª Corintios 10:11. “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”.

Los capítulos 11-14 del libro de Números nos relatan la historia de un pueblo rebelde. Un pueblo que olvidó rápidamente las grandes obras que Dios había hecho en su favor. Anhelando el descanso prometido, se impacientaron por no haberlo ya alcanzado. Sin embargo, cuando lo tocaban ya con su mano, su fe faltó y volvió la rebelión. ¿Qué podemos aprender de sus errores nosotros, “los que vivimos en estos tiempos últimos” (1ª de Corintios 10:11 DHH)?

AGITACIÓN EN EL DESIERTO

“Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos” (Números 11:5).

Poco más de un año después de haber salido de Egipto, el pueblo de Israel partió de Sinaí, reanudando su viaje a la Tierra Prometida. Los extranjeros que se unieron con Israel agitaron al pueblo para que pidieran carne. ¡Se habían cansado de comer maná! (Nm. 11:4, 6). Sin embargo, tenían una memoria muy selectiva. Recordaban lo “poco” que les costaba la comida en Egipto. Pero no recordaban la dura esclavitud. Dios les dio carne “hasta que os salga por las narices” (Nm. 11:20). También eligió dirigentes que, con el poder del Espíritu Santo, calmasen la inquietud del pueblo y mitigasen su rebeldía.

ES CONTAGIOSO

“María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita” (Números 12:1).

Hasta la rebelión de las codornices, el pueblo había sido dirigido exclusivamente por Moisés, Aarón y María (Miq. 6:4). Ahora, 70 ancianos ayudaban a Moisés a liderar al pueblo. Celosos de perder su posición de liderazgo, y poniendo por excusa el casamiento de Moisés con una extranjera, María y Aarón pretendieron una función que no les correspondía: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?” (Nm. 12:2). Criticar el liderazgo divinamente establecido es peligroso. Afortunadamente, entraron en razón. Aarón, arrepentido, intercedió por su hermana leprosa. Sin lugar a duda, la intercesión es mucho más poderosa que la crítica.

EL DESCONTENTO LLEVA A LA REBELIÓN

“Mas los varones que subieron con él [Caleb], dijeron: No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros” (Números 13:31).

He aquí un nuevo caso de memoria selectiva. Habían olvidado el cruce del Mar Rojo, el agua que brotó de la peña, las aguas amargas endulzadas…Estaban frente a la tierra que “fluye leche y miel” (v. 27). Dios había dicho que se la daría a ellos. No necesitaban confiar en sus fuerzas. Sin embargo, no quisieron recordar, ni escuchar las palabras de Caleb, ni confiar en el poder de Dios. Descontentos ante los problemas que veían, se rebelaron contra Dios y contra sus dirigentes. Y su rebelión engendró muerte, pues estuvieron dispuestos a apedrear a Josué y a Caleb. Cuando olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado, distorsionamos el presente y dejamos de ver con claridad el futuro. El resultado natural es el descontento.

UN INTERCESOR

“Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí” (Números 14:19).

Propuesta de Dios para Moisés: Como no quieren entrar, los destruyo y empezamos de nuevo (v. 12). Como un tipo de Jesús, Moisés intercede por el pueblo ante Dios. Admite que son rebeldes y merecen su destrucción. Sin embargo, suplica su perdón basándose en el gran amor de Dios (v. 19). Dios extiende su gracia y perdona. Pero no exime al pueblo de sufrir las consecuencias de su rebelión. Lo que ellos despreciaron, será para sus hijos (v. 30-31). Esto también es gracia. Su falta de fe les hubiese impedido la conquista de Canaán. Los hijos, por el contrario, aprendieron las lecciones de fe necesarias para ello durante su estancia en el desierto.

FE VERSUS PRESUNCIÓN

“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1ª de Corintios 10:11).

A la rebelión, añadieron presunción. Aceptaron que habían hecho mal, pero siguieron confiando en sus propias fuerzas, y no en Dios (Nm. 14:39-45). Pablo nos presenta su historia como un ejemplo, para que no caigamos nosotros en sus mismos errores (1ª de Corintios 10:1-12).

• No codiciemos (v. 6)
• No seamos idólatras (v. 7)
• No forniquemos (v. 8)
• No tentemos a Dios (v. 9)
• No murmuremos (v. 10)

Nosotros debemos ejercer fe, así estaremos seguros contra la presunción. Con la fe nos aferramos a las promesas de Dios y las reclamamos. No para disculpar las transgresiones, sino confiando en el amor de Dios y obedeciendo sus mandamientos.

Nota de EGW: “Es tiempo de que cada uno de nosotros decida de qué lado estamos. Los instrumentos satánicos trabajarán con toda mente que se preste a ello. Pero también hay instrumentos celestiales, que esperan comunicar los brillantes rayos de la gloria de Dios a todos los que están ansiosos de recibirlos. A nosotros nos toca decidir si seremos contados entre los seguidores de Cristo, o los siervos de Satanás. Cada día demostramos, mediante nuestra conducta, al servicio de quién hemos elegido estar” (Nuestra elevada vocación, 9 de enero).