Apacienta a mis ovejas – 1 y 2 de Pedro – Temas principales de 1 y 2 de Pedro

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Versículo para memorizar. 1 Ped. 2:24. “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”.

Primera y segunda de Pedro fueron escritas con propósitos prácticos En 1 Pedro, la gran temática que abordó Pedro fue la persecución que estaban enfrentando los cristianos. En 2 Pedro, la gran temática fueron los falsos maestros. Pedro escribió enérgica y autoritativamente, intentando animar a sus lectores y advertirles con respecto a los desafíos que tenían por delante.

EL SUFRIMIENTO, JESÚS, Y LA SALVACIÓN.

“elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (1ª de Pedro 1:2).

Para Pedro, la salvación es Jesús, inocente, muerto en nuestro lugar. Su sangre preciosa nos limpia de pecado y nos transforma. Esta salvación está a nuestro alcance por la fe. No hay mérito alguno en nosotros, pues todo lo hizo Él. ¿Cómo responderemos a un amor tan grande?

¿CÓMO DEBERÍAMOS VIVIR?

“Puesto que todo va a ser destruido de esa manera, ¡con cuánta santidad y devoción debéis vivir!” (2ª de Pedro 3:11)

Qué nos motiva a ser santos. Ante la expectación del juicio y la destrucción de los impíos, deberíamos anhelar la santidad.
Por qué ser santos. Somos santos porque Dios es santo, y su Espíritu obra en nosotros la santificación.
Vivir como santos. Pedro nos dice lo que no debemos hacer, y lo que debemos hacer. Todo ello en amor y humildad.
Ante todo, Pedro nos insta: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1ª de Pedro 5:7).

ESPERANZA EN LA SEGUNDA VENIDA.

“Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2ª de Pedro 3:10).

Ante la persecución que sufren sus oyentes, Pedro les anima a mirar hacia el futuro, cuando serán vindicados ante sus perseguidores.
El Padre juzgará a todos imparcialmente (1P. 1:17).
Jesús mismo juzgará a vivos y muertos (1P. 4:5).
El Juicio comienza por la casa de Dios (1P. 4:17).
Los hombres impíos serán destruidos (2P. 3:7).
No tienen razón los que se burlan de la Segunda Venida (2P. 3:1-7).
La Segunda Venida se “demora” para que las personas se arrepientan y sean salvas (2P. 3:9).
Cualesquiera que sean las circunstancias del momento, debemos avanzar en fe y obediencia.

ORDEN EN LA SOCIEDAD Y EN LA IGLESIA.

“Por causa del Señor, someteos a toda autoridad humana: sea al emperador, como la más alta autoridad, sea a los gobernantes que Dios envía para castigar a los malhechores y honrar a los que hacen el bien” (1ª Pedro 2:13-14)

Las autoridades terrenales han sido puestas por Dios para frenar la maldad. En lo que no se oponga a la Ley de Dios, el cristiano debe obedecer a las autoridades civiles. Aun cuando éstas se comporten de modo abusivo, el cristiano tiene que ser un ciudadano ejemplar. De este modo, dejará sin excusas a aquellos que quieran hacerles daño (1P. 2:11-21).

“Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto” (1ª de Pedro 5:2)

Al igual que respetamos a las autoridades civiles, debemos respetar a las autoridades eclesiásticas. Los ancianos han sido puestos por Dios para cuidar de la grey. Deben conducirse con humildad, alimentando a la iglesia, y capacitando a otros para ejercer sus dones espirituales para la gloria de Dios (1P. 5:1-5).

LA PRIMACÍA DE LAS ESCRITURAS.

“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2ª de Pedro 1:19)

Al igual que Pablo, Pedro enfatiza la importancia del estudio de la Biblia como fuente de autoridad doctrinal y moral (2Tim. 3:16; 2P. 1:19). Al abrir la Biblia, debemos orar para que el Espíritu Santo nos muestre su verdadera interpretación (2P. 1:20-21). Hemos de leer la Biblia en busca de verdades espirituales, y no para justificar nuestra conducta, retorciendo su significado (2P. 3:15-16). El mensaje central de la Biblia es Jesús y la salvación que nos es otorgada por su muerte expiatoria (1P. 1:10-12).

Nota de EGW: ““En los últimos años de su ministerio, Pedro fue inspirado a escribir a los creyentes “esparcidos en Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia y en Bitinia.” Sus cartas fueron el medio de despertar el ánimo y fortalecer la fe de los que soportaban pruebas y aflicciones, y de estimular a las buenas obras a los que, atravesando por diversas tentaciones, estaban en peligro de perder su confianza en Dios. Estas cartas demuestran haber sido escritas por uno en quien abundaban tanto los sufrimientos de Cristo como su consolación; por uno cuyo ser entero había sido transformado por la gracia de Dios y cuya esperanza en la vida eterna era segura e inconmovible” (Los hechos de los apóstoles, pg. 412).

Pedro hace hincapié en cinco áreas de la teología cristiana:

1. El papel central del sacrificio sustitutivo de Cristo para nuestra salvación.
2. La conducta piadosa como debida respuesta al Juicio Venidero.
3. La esperanza del pronto regreso de Cristo
4. El plan de Dios para ordenar la sociedad y la iglesia.
5. El rol de la Escritura en nuestra vida.

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