Servir a los necesitados – El servicio en la iglesia del Nuevo Testamento

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Versículo para memorizar. Santiago 1:27. “La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a
los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo”

Jesús nos comisionó a predicar el Evangelio en todo el mundo, haciendo discípulos y bautizándolos. Siguiendo el ejemplo de Jesús, desde sus mismos comienzos la Iglesia unió la predicación del evangelio con el servicio a los necesitados dentro y fuera de ella.

UN NUEVO TIPO DE COMUNIDAD

“Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad” (Hechos 4:34-35).

Bajo la dirección del Espíritu Santo, la Iglesia creció exponencialmente. Los nuevos creyentes eran “de un corazón y un alma” (Hechos 4:32). El que tenía mucho, compartía con el que no tenía, hasta que no hubo entre ellos ningún necesitado. Con el tiempo, el problema del reparto entre los necesitados obligó a la Iglesia a organizarse, nombrando siete diáconos para que realizasen esa tarea. Aunque el sistema de tener todo en común no perduró más allá de la comunidad de Jerusalén, sirvió como base para que la Iglesia se preocupase por los necesitados.

EL MINISTERIO Y EL TESTIMONIO DE DORCAS

“Había en Jope una discípula llamada Tabita (que traducido es Dorcas). Ésta se esmeraba en hacer buenas obras y en ayudar a los pobres” (Hch. 9:36 NVI).

La ciudad de Jope fue grandemente bendecida por el ministerio de una mujer cristiana: Dorcas.
Ella arreglaba y preparaba ropa para aquellos que la necesitaban. A esto añadía obras de caridad en forma de limosnas para satisfacer las necesidades de los pobres. No limitó su ministerio a los miembros de su iglesia, sino que beneficiaba con él a todo aquel que lo necesitara. Cuando llamaron a Pedro, tras la muerte de Dorcas, le mostraron cómo eran ayudadas por ella las viudas y los pobres. Ayudar a otros desinteresadamente no es fácil. Aunque una vida de servicio requiere abnegación por nuestra parte, el impacto en los demás puede tener consecuencias eternas.

DAR COMO UNA FORMA DE COMPARTIR

“Se trata más bien de que haya igualdad. Ahora tenéis vosotros lo que a ellos les falta, y en otra ocasión tendrán ellos lo que os falte a vosotros, y de esta manera habrá igualdad” (2ª de Corintios 8:14 DHHe).

Cuando el Evangelio comenzó a predicarse y ser aceptado ampliamente entre los gentiles, surgieron algunas discrepancias. Se convocó un Concilio para resolverlas (Hechos 15). Junto a las propuestas doctrinales, se le pidió a Pablo que enseñase entre los gentiles a que recordaran a los pobres (Gálatas 2:10). Cuando la iglesia en Jerusalén tuvo problemas a causa de una hambruna, Pablo propuso una recaudación especial entre las iglesias gentiles para ayudarles. Esto nos enseña que las congregaciones locales no deben centrarse solo en sus propias necesidades, sino que deben también ayudar a suplir las necesidades de otras congregaciones.

GUÍA PAULINA PARA VIVIR Y AMAR CORRECTAMENTE

“compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad” (Romanos 12:13).

En Romanos 12, Pablo muestra cómo debe ser la vida de aquellos que están dispuestos a presentarse como “sacrificio vivo” (v.  1), y cómo deben relacionarse con los demás:

• Si tienes el don de servir, sirve (v. 7)
• Si tienes el don de repartir, hazlo con liberalidad (v. 8)
• Sé misericordioso, pero con alegría (v. 8)
• Ama sin fingimiento (v. 9)
• Aborrece lo malo y haz lo bueno (v. 9)
• Ama con amor fraternal (v. 10)
• Da la honra a los demás (v. 10)
• Sé diligente, no perezoso (v. 11)
• Comparte para las necesidades de los santos (v. 13)
• Practica la hospitalidad (v. 13)
• Gózate con el que se goza y llora con el que llora (v. 15)
• Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer (v. 20)

SANTIAGO “EL JUSTO”

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

Santiago, hermano de Jesús y una de las columnas de la Iglesia (Gálatas 2:9), era considerado un hombre santo y justo por todos los habitantes de Jerusalén. En su epístola, nos muestra cómo debemos servir a los demás:

• Poniendo en práctica nuestra fe (1:22)
• Ayudando a los necesitados (1:27)
• Evitando el trato desigual entre las personas (2:1-4)
• Vistiendo al desnudo y dando de comer al hambriento (2:15-16)
• Actuando con justicia (5:4)

Nuestro servicio a los demás es una manifestación visible de nuestra fe (2:14-17).

Nota de EGW: “Cristo conservará los nombres de todos aquellos que consideran que no hay sacrificio demasiado costoso para serle ofrecido sobre el altar de la fe y el amor… Cuando el egoísta y el orgulloso sean olvidados, ellos serán recordados; sus nombres serán inmortalizados. A fin de que nosotros seamos felices, debemos vivir para hacer felices a otros. Será para nuestro beneficio ceder nuestras posesiones, nuestros talentos y nuestros afectos en devoción agradecida a Cristo, y encontrar así felicidad aquí y en la gloria inmortal del más allá” (Testimonios para la iglesia, tomo 3, pg. 277).

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