Esdras y Nehemías – El llamamiento de Dios

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Versículo para memorizar. Esdras 7:27. “Bendito Jehová Dios de nuestros padres, que puso tal cosa en el corazón del rey,
para honrar la casa de Jehová que está en Jerusalén”.

Dios ha trazado planes que afectan a personas, a naciones, o incluso a toda la humanidad (bíblicamente, a esto se le llama “predestinación”). Además del llamado universal a la salvación, tiene planes especiales para que determinadas personas realicen ciertas funciones en momentos específicos de la historia. Las personas pueden fallar en ese propósito –como Saúl–, o cumplirlo –como Esdras y Nehemías. Sin embargo, hay planes que Dios va a llevar a cabo independientemente de la elección de las personas involucradas. Por ejemplo, el cumplimiento de las profecías de tiempo que atañen al movimiento de las naciones y, por supuesto, el juicio final y la terminación del pecado.

EL LLAMAMIENTO DE ESDRAS Y NEHEMÍAS

“Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos” (Esdras 7:10).

¿Por qué eligió Dios a Esdras? Esdras se propuso firmemente buscar a Dios. Hizo del estudio de la Biblia su pasión. De este modo, aceptó alegremente la tarea que Dios le había encomendado.

“Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:4).

¿Por qué eligió Dios a Nehemías? Nehemías sentía pasión por el pueblo de Dios. Su corazón se dolía ante la desgracia de Jerusalén y se ofreció voluntariamente para la misión a la que Dios lo llamaba.

SINCRONIZACION PROFETICA – LAS 70 SEMANAS Y LOS 2.300 DIAS

“Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar” (Jeremías 29:10).

En 538 a.C., Dios llamó a Ciro para que diese fin a la profecía de los 70 años. Mediante un decreto, permitió regresar a Jerusalén, bajo la dirección de Zorobabel, a todos los judíos que lo desearan (Esdras 1:1-4).

“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos” (Daniel 9:24).

En 457 a.C., Dios llamó a Artajerjes para que diese inicio a la profecía de las 70 semanas (Esdras 7:11-27). A diferencia de otros decretos, el de Artajerjes daba plena autonomía a los judíos, bajo el liderazgo de Esdras.
La profecía de las 70 semanas abarca desde 457 a.C. hasta 34 d.C. En ese momento, la nación de Israel mostró su rechazo definitivo de Jesús como el Mesías, apedreando a su siervo Esteban.
Siete años antes, Jesús fue ungido como Mesías, y 3 ½ años después (a la mitad de la semana), fue crucificado. Daniel 9:24 dice que las 70 semanas están cortadas (heb. châthak) de un periodo más grande. Este periodo más grande son los 2.300 días (Daniel 8:14). En hebreo se usan dos palabras distintas que se traducen por “visión”: hâzôn (para toda la visión) y mar’ah (para la visión de los 2.300 días). Cuando comparamos su uso en Daniel 8 y 9, podemos ver claramente la relación entre las 70 semanas y los 2.300 días (única parte no explicada por Gabriel en el capítulo 8).

• En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión [hâzôn] (Daniel 8:1).
• Aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión [hâzôn]  al principio (Daniel 9:21).
• La visión [mar’ah] de las tardes y mañanas que se ha referido es verdadera; y tú guarda la visión [hâzôn] (Daniel 8:26)
• Entiende, pues, la orden, y entiende la visión [mar’ah] (Daniel 9:23)
• Pero estaba espantado a causa de la visión [mar’ah], y no la entendía (Daniel 8:27)

En Daniel 9, Gabriel explica a Daniel que la visión de los 2.300 días comienza con un periodo de 70 semanas.

LA ELECCION DE DIOS

“Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:30).

Pablo presenta el llamado de Dios como consecuencia de una predestinación. ¿A qué nos predestina Dios?

• A ser transformados a la imagen de Jesús (Romanos 8:29).
• A ser justificados y glorificados (Romanos 8:30).
• A conocer los planes de Dios
• (1ª de Corintios 2:7-10).
• A ser adoptados como hijos (Efesios 1:5).
• A recibir una herencia (Efesios 1:11).

El llamado de Dios es, pues, universal. Pero, aunque todos somos llamados a la salvación, Dios nos llama de forma especial para realizar una tarea específica dentro de su plan.

NUESTRA RESPONSABILIDAD

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

Dios nos ha predestinado a todos para ser salvos (Juan 3:16). Pero nos deja en libertad de elegir si queremos responder a su llamado o no. Debemos alcanzar la victoria a través de Jesús, si queremos llegar al destino que Dios nos ha reservado (Filipenses 3:10). Además, Dios nos llama a realizar algunas tareas específicas dentro de su plan. Algunos, como Saúl o Judas, quedaron en el camino, pues apartaron su corazón de Jesús. Otros, como Moisés, ponen objeciones al llamado de Dios para realizar su obra (aunque, finalmente, Moisés la cumplió). Otros más, como Isaías, Esdras o Nehemías, aceptan con alegría cumplir su parte en el plan divino, y lo siguen hasta el final.
¿Y tú, cómo responderás al llamado de Dios?

Nota de EGW: “Cientos, sí, miles de los que han oído el mensaje de salvación, están todavía ociosos en la plaza, cuando podrían estar empleados en algún ramo de servicio activo. A los tales Cristo les dice: “¿Por qué estáis aquí todo el día ociosos?” y añade: “Id también vosotros a mi viña.” Mateo 20:6, 7. ¿Por qué muchos más no responden al llamado? ¿Es porque se consideran excusados por el hecho de no predicar desde el púlpito? Ojalá entiendan que hay una gran obra que debe hacerse fuera del púlpito, por miles de consagrados miembros laicos.
Largo tiempo ha esperado Dios que el espíritu de servicio se posesione de la iglesia entera, de suerte que cada miembro trabaje por él según su capacidad” (Los hechos de los apóstoles, pg. 91).

“Dios derramará su Espíritu sobre quienes respondan a su llamado. Con la fuerza de Cristo realizarán una obra que llenará al cielo de regocijo” (Testimonios para la iglesia, tomo 7, pg. 218)

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