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Versículo para memorizar. 2 Tim. 3:16, 17. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.

La Escritura es la Palabra de Dios, revelada a la humanidad por medio de la obra del Espíritu Santo. La actividad del Espíritu Santo también se aplica a nuestra lectura de la Palabra, y a nuestro deseo de entenderla correctamente. El Espíritu Santo obra con la Palabra escrita y a través de ella, para transformarnos en nuevas criaturas en Cristo.
EL ESPÍRITU SANTO Y LA REVELACIÓN.
“Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” (2ª de Pedro 1:21).
Las maneras en que Dios se asegura de que su voluntad es transmitida fielmente a los seres humanos caídos son por medio de la revelación y la inspiración.
En el caso de la revelación, dependemos de la ayuda de alguien fuera de nosotros mismos para que comprendamos cosas que, como seres creados, no podemos conocer por cuenta propia. La revelación es un proceso en el que Dios se da a conocer al ser humano, junto con su divina voluntad. De otra manera, permanecería oculto. Los profetas fueron movidos por el Espíritu Santo de tal manera que el contenido de su mensaje provino de Dios. Y es este origen divino el que da a la Biblia su autoridad última sobre nuestra vida.
EL ESPÍRITU SANTO Y LA INSPIRACIÓN.
“Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare” (Deut 18:18).
Inspiración es el término utilizado para describir la influencia de Dios por medio de la obra del Espíritu Santo al transmitir su mensaje a través de instrumentos humanos. El Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad. En 1 Corintios 2:9 al 13, el apóstol Pablo atribuye la revelación y la inspiración al Espíritu Santo. Pablo no tenía duda en cuanto a la fuente y la autoridad de lo que estaba proclamando. Todas las partes de la Biblia son reveladas o inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la cual Pablo afirma que “todo” lo que fue escrito lo fue para nuestra enseñanza, para que por medio del “consuelo de las Escrituras tengamos esperanza”
Nota de EGW: “Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del Cielo” (CS 10).
EL ESPÍRITU SANTO Y LA VERACIDAD DE LAS ESCRITURAS.
“La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia” (Salmo 119:160).
Mientras que la revelación es el acto sobrenatural por medio del cual Dios revela la verdad a seres humanos escogidos, la inspiración es la actividad del Espíritu Santo que salvaguarda la veracidad de lo que escribieron los autores humanos, a fin de que sus palabras tengan la plena aprobación de Dios. El Espíritu Santo es llamado “el Espíritu de verdad”. La Palabra de Dios es fidedigna y merece plena aceptación. No es tarea nuestra sentarnos a juzgar la Escritura; más bien, la Escritura tiene el derecho y la autoridad para juzgarnos a nosotros.
EL ESPÍRITU SANTO COMO DOCENTE.
“Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:13-14).
El Espíritu Santo es importante no solo a la hora de revelar la Palabra escrita de Dios, sino también al ayudarnos a entenderla correctamente. Lo seres humanos estamos limitados en la comprensión de la verdad. El Espíritu santo nos habilita a entender la Palabra de Dios. Es nuestro maestro, que nos guía para comprender la Biblia de forma más profunda y de que apreciemos de forma gozosa toda la Escritura. Debemos por tanto acercarnos con corazón humilde y dispuesto a ser enseñado. Para la comprensión de la Biblia, dependemos del Espíritu Santo. Sin el Espíritu Santo, no hay afecto por el mensaje de Dios. No hay esperanza ni confianza, y no hay respuesta de amor. Lo que el Espíritu trae a la vida está en armonía con la verdad ya proclamada en la Biblia.
Nota de EGW: ““Las muchas opiniones contradictorias con respecto a lo que enseña la Biblia no surgen de ninguna oscuridad del libro mismo, sino de la ceguera y el prejuicio de parte de los intérpretes. Los hombres ignoran las sencillas declaraciones de la Biblia para seguir su propio raciocinio pervertido” (COES 25).
EL ESPÍRITU SANTO Y LA PALABRA.
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39).
Únicamente la Biblia es nuestra salvaguardia espiritual. Solamente la Biblia es una norma confiable para todo asunto de fe y práctica.
Nota de EGW: “Por medio de las Escrituras, el Espíritu Santo habla a la mente y graba la verdad en el corazón. Así expone el error y lo expulsa del alma. Por el Espíritu de verdad, obrando por la Palabra de Dios, es como Cristo subyuga a sí mismo a sus escogidos” (DTG 624).
Nota de EGW: “el Espíritu no fue dado –ni puede jamás ser otorgado– para invalidar la Biblia; pues las Escrituras declaran explícitamente que la Palabra de Dios es la regla por la cual toda enseñanza y toda manifestación religiosa debe ser probada” (CS 11).
El Espíritu Santo trabaja en armonía con la Biblia, y a través de ella, para atraernos a Cristo y hacer así de las Escrituras la única norma de espiritualidad bíblica auténtica. Las verdades deben sernos reveladas; y lo son, en la Palabra de Dios, que fue inspirada por el Espíritu Santo. De hecho, la verdad más importante de todas, que Jesucristo murió por nuestros pecados, y que somos salvos por fe en él y sus obras por nosotros, es una verdad que nunca habríamos podido dilucidar por nuestra cuenta. Cuando decidimos responder a la dirección del Espíritu Santo y aceptamos humildemente la instrucción divina en la Biblia, la gracia de Dios transforma nuestra vida y nuestra mente es protegida contra los engaños del diablo. El Espíritu Santo es el Autor de la Biblia, por lo que seguir lo que dice la biblia es seguir los impulsos del Espíritu.
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