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Versículo para memorizar. Juan 16:14. “Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber”.
El Espíritu Santo no recibe en las Escrituras la misma atención prominente que el Padre y el Hijo, pero el Espíritu Santo estuvo presente en momentos significativos a lo largo de la historia sagrada. En el Principio, el Espíritu Santo estuvo allí. Estuvo activo en la inspiración de los profetas de Dios, y estuvo involucrado en la concepción de Jesucristo en el seno de María.
Nota diccionario RAE. Definición de “entre bastidores”, “entre bambalinas”: Es una expresión que significa “todo aquello que se trama o prepara reservadamente entre algunas personas y de modo que no trascienda al público”
Por el testimonio de las Escrituras, sabemos que el Espíritu Santo acepta, voluntaria y gustosamente, un papel de apoyo, ayuda, sustento y equipamiento tras bambalinas.
EL CARÁCTER MISTERIOSO DEL ESPÍRITU SANTO.
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” (Juan 3:8).
Al comparar las acciones del Espíritu Santo con el viento, Jesús describe el carácter misterioso del Espíritu. Es difícil predecir con exactitud de dónde viene el viento y a dónde va. Al igual que el viento, el Espíritu Santo es invisible pero puede ser muy poderoso. Desde una brisa suave hasta un vendaval arrasador, el viento puede ser una fuerza muy potente. Cuando se describe al Espíritu Santo como viento, su actividad es conectada con la idea de traer vida a los muertos.
Nota de EGW: “Los misterios de la Biblia, lejos de ser un argumento contra ella, se encuentran entre las más fuertes pruebas de su inspiración divina. Si su descripción de Dios consistiera solo en lo que nosotros pudiéramos comprender, si su grandeza y su majestad pudieran ser abarcadas por mentes finitas, la Biblia no llevaría, como lleva, evidencias inconfundibles de la divinidad” (Ed 154).
EL ESPÍRITU SANTO EN LA CREACIÓN.
“Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” (Génesis 1:2).
“El espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del Omnipotente me dio vida.” (Job 33:4).
La primera obra importante de Dios sobre el planeta fue su creación. La Biblia claramente menciona a Dios y a Jesucristo como los creadores del cielo y de la Tierra, y de todo lo que, de hecho, fue creado. Génisis menciona la presencia del espíritu de Dios en la Creación. El Espíritu Santo está íntimamente involucrado en la creación de la vida sobre esta Tierra y cuida de los recién creados seres vivos como un águila cuida de sus polluelos. Salmo 104:30 sugiere que el acto de la Creación fue posible solamente por medio de la obra del Espíritu Santo y que este jugó un papel activo durante ese proceso. En nuestra recreación, el Espíritu Santo es el que nos da un nuevo corazón y una nueva mente.
EL ESPÍRITU SANTO Y EL SANTUARIO.
“Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.” (Éxodo 25:8).
“Y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,” (Éxodo 31:3-4).
El plan de salvación de Dios es de importancia primordial en la Biblia. Como pecadores necesitamos además de un creador, necesitamos un Redentor. El Espíritu Santo estaba activamente involucrado en la capacitación de personas específicas para que construyeran el Santuario según el modelo que Dios había revelado a Moisés. El Espíritu Santo también estuvo presente en la construcción del Santuario, el lugar central donde se llevaba a cabo la reconciliación entre Dios y los seres humanos. El Santuario fue el modelo de Dios para ilustrar su plan de salvación.
EL ESPÍRITU SANTO GLORIFICA A JESUCRISTO.
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.” (Juan 16:13-14).
El Espíritu Santo estuvo activo durante los tiempos del Antiguo Testamento, aunque no parezca que su tarea fuera tan extensa como en la era del Nuevo Testamento. La obra más importante del Espíritu Santo es glorificar a Jesucristo. Su tarea consiste en elevar la obra redentora de Cristo. Por importante que sea el papel del Espíritu Santo para nuestra vida espiritual, nunca debería ocupar, en nuestro pensamiento y para nuestra salvación, el lugar que pertenece solamente a Jesucristo. Dondequiera que Jesús sea exaltado, el Espíritu Santo está obrando. Por eso somos llamados cristianos, es decir, seguidores de Cristo
EL ESPÍRITU SANTO Y CRISTO
“Y vosotros sois testigos de estas cosas. He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” (Lucas 24:48-49).
El Espíritu Santo realizó la encarnación de Jesús, también ungió a Jesús para su misión, cuyo ungimiento dotó a Jesús de poder para cumplir su misión mesiánica y lo calificó para otorgar el Espíritu Santo a sus discípulos. El Espíritu también guio y sustentó a Jesús en sus tentaciones. El Espíritu Santo dio poder a Jesús para su obra redentora, hizo posible su resurrección, y en todos los casos permaneció entre “bambalinas”, entre “bastidores”.
El Espíritu Santo glorifica a Jesús, de las siguientes maneras:
• Al enseñar acerca de él en las Santas Escrituras de una manera fidedigna y confiable.
• Al atraer a hombres y a mujeres a una relación salvífica con Jesucristo.
• Al reproducir el carácter de Cristo en nosotros.
• Al capacitarnos para vivir una vida semejante a Cristo, altruista y de servicio amante hacia los demás.
Nota de EGW: “Aunque el viento mismo es invisible, produce efectos que se ven y sienten. Así también la obra del Espíritu en el alma se revelará en toda acción de quien haya sentido su poder salvador. Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida. Los pensamientos pecaminosos son puestos a un lado, las malas acciones son abandonadas; el amor, la humildad y la paz reemplazan la ira, la envidia y las contenciones. La alegría reemplaza la tristeza y el rostro refleja la luz del cielo” (DTG 144).
El Espíritu Santo es el Agente Divino que trabaja en nuestra vida para hacernos nuevas criaturas en Cristo. Fíjate en el ejemplo de trabajo del Espíritu Santo; hace la obra del Señor de tal manera que muchas personas no lo saben, no lo ven, o ni siquiera lo aprecian, siempre “entre bastidores”, poniendo siempre el foco en Jesús.
Cuando respondemos a las invitaciones del Espíritu Santo y permitimos que tome control total de nuestra vida, glorificamos a Jesús en todo lo que hacemos y revelamos el fruto del Espíritu en nuestras relaciones diarias con los demás.
Este es un pensamiento hermoso: Jesús, el Hombre, trabaja a nuestro favor en el cielo, mientras el Espíritu Santo, sin el estorbo de las limitaciones humanas, trabaja en nuestro favor aquí, entre nosotros. La Humanidad está en el cielo; la Deidad, sobre la Tierra.
¡La Deidad por entero está de nuestro lado!
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