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Versículo para memorizar. Juan 10:10. ““El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Como cristianos debemos ser llenos del Espíritu Santo. Sin él, nuestro testimonio carecerá de poder y nuestra vida cristiana no será más que una carga. Puede ser que tengamos conocimiento, talento y elocuencia; pero, sin el Espíritu, no podemos experimentar la vida como Dios desea que lo hagamos. No tendremos la seguridad de la salvación y no conoceremos el gozo que viene de servir a nuestro Señor. El Nuevo Testamento nos habla del bautismo del Espíritu Santo y de cómo éste es derramado sobre los creyentes. ¿Cuáles son las condiciones para que ocurran estos acontecimientos en nuestra vida? ¿Cuáles son los resultados?
EL BAUTISMO DEL ESPÍRITU SANTO
“Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11)
El bautismo de Juan (de agua) y el de Jesús (de Espíritu y fuego) son complementarios. Generalmente, el bautismo de agua (para arrepentimiento) precede al del Espíritu. Pero en otras ocasiones el orden puede invertirse.
• En Hechos 2:38. Pentecostés, podemos leer: “Arrepentíos”; “bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados”; “recibiréis el don del Espíritu Santo”.
• En Hechos 10:43-48. Casa de Cornelio, podemos leer: “todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados”; “el Espíritu Santo cayó sobre todos”; “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús”.
Recibir el Espíritu Santo y ser bautizados van de la mano. Señalan nuestro nuevo nacimiento. En el bautismo somos identificados con Cristo y Jesús nos da el Espíritu Santo para que podamos vivir en su poder y proclamar las buenas nuevas. Por otra parte, el bautismo del Espíritu es una experiencia que une a los creyentes.
“Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo” (1ª de Corintios 12:13).
El agua no cambia a nadie, es solo un símbolo externo de un pacto personal con Dios. El Espíritu, por el contrario, sí transforma nuestra vida. ¿Cómo ha transformado el Espíritu Santo mi vida?
SER LLENO DEL ESPIRITU SANTO.
“Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo” (Hechos 13:52)
El bautismo del Espíritu debe ser una experiencia continua en nuestra vida. Cada día debemos ser llenos del Espíritu Santo, sometiendo nuestra voluntad a Dios y dejándonos dirigir por Él.
El Nuevo Testamento incluye muchos ejemplos de personas que fueron llenas del Espíritu de forma habitual y en momentos específicos de su vida, entre ellos podemos ver a: Elisabet, Zacarías, Pedro, Esteban, Bernabé, Pablo. El Espíritu nos llenará cada día mientras nos sometamos humildemente a su voluntad, permitiéndole que posea cada aspecto de nuestra vida.
CONDICIONES.
¿Qué condiciones debemos cumplir para recibir el bautismo del Espíritu Santo?
1. Arrepentimiento (Hechos 2:37-38). Sentir tristeza por el pecado, y un deseo de cambiar completamente el corazón y la mente.
2. Fe (Gálatas 3:14). Creer en la promesa y confiar en Dios.
3. Perseverancia (Lucas 11:8-10, 13). Orar persistentemente nos eleva a Dios y nos prepara para recibir sus bendiciones.
4. Obediencia (Hechos 5:32). Expresar nuestra fe siguiendo la voluntad de Dios.
5. Abandono de toda impureza (Judas 18-21). Abandonar completamente el pecado.
VIDA CENTRADA EN EL YO VERSUS VIDA CENTRADA EN CRISTO.
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13)
Cuando, con la ayuda de Dios, cumplimos los requisitos para ser llenos del Espíritu Santo, nuestra vida es inevitablemente transformada por Él.
CENTRADO EN EL YO | CONTROLADO POR EL ESPÍRITU |
Desea lo que es pecaminoso y que desagrada a Dios. | Desea lo que es espiritual y que agrada a Dios. |
Es controlada por pasiones pecaminosas. | Es controlada por el Espíritu. |
Utiliza mal su libertad y termina siendo esclava del pecado | Es librada de la esclavitud del pecado y es llamada a ser libre en Cristo. |
Es desobediente a la voluntad de Dios | Es obediente a la voluntad de Dios. |
Busca la complacencia propia. | Es abnegada. |
Evidencia el fruto del pecado. | Evidencia el fruto del Espíritu. |
No reconoce la necesidad del perdón y es arrogante. | Reconoce la necesidad del perdón y alaba a Jesús por lo que él ha hecho. |
Por nosotros mismos no podemos pasar de disfrutar del pecado a disfrutar de la santidad. Nuestros gustos y nuestros deseos deben ser cambiados. Es Dios quien nos ayuda a cumplir las condiciones para recibir el Espíritu Santo, y es Dios también el que produce en nosotros los resultados de una vida transformada. Pero jamás hará esta obra sin nuestra cooperación y una constante entrega de nuestra voluntad a Su voluntad.
Nota de EGW: “El Espíritu ilumina nuestras tinieblas, informa nuestra ignorancia, y nos ayuda en nuestras múltiples necesidades. Pero la mente debe buscar a Dios en forma constante. Si se permite que la mundanalidad entre en ella, si no tenemos deseos de orar, ni deseos de estar en comunión con él, quien es la fuente de la fortaleza y la sabiduría, el Espíritu no permanecerá en nosotros…
La religión de Cristo significa más que el perdón del pecado; significa que el pecado es quitado y que el vacío es llenado con el Espíritu. Significa que la mente es divinamente iluminada, que el corazón es vaciado del yo, y llenado con la presencia de Cristo. Cuando esta obra sea realizada por los miembros de la iglesia, la iglesia será una iglesia viva y activa” (Nuestra elevada vocación, 28 de mayo).
La correcta comprensión del bautismo del Espíritu Santo nos lleva a sentir la pobreza absoluta del alma sin su presencia. Al seguir los pasos bíblicos prácticos para ser llenos del Espíritu Santo, recibimos fuerzas y gozo.
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