Cómo interpretar las Escrituras – La singularidad de la Biblia

Versículo para memorizar. Salmos 119:105. “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.”

La Biblia es, sin duda alguna, un libro singular, único. Sus 66 libros se escribieron durante un periodo de más de 1.500 años, siendo redactados por unos 40 autores con poca o ninguna relación entre ellos. De todos los libros de la antigüedad, es el libro del que se conservan más manuscritos (más de 24.600). Fue el primero en ser traducido, y el primero en ser impreso por Gutenberg en su imprenta. Es el más traducido, abarcando el 95% de las lenguas habladas en la actualidad. Pero, su singularidad va más allá de estos datos. ¿Quieres descubrir por qué es tan especial?

LA PALABRA VIVA DE DIOS

“Porque no son palabras vanas para vosotros, sino que de ellas depende vuestra vida” (Deuteronomio 32:47a NVI).

La Biblia es, ante todo, la Palabra de Dios. Es un mensaje que Dios ha escrito para nosotros. ¿Y en qué consiste ese mensaje? En un mundo de muerte, Dios quiere darnos vida; vida abundante (Juan 10:10). ¿Y cómo va a hacerlo? A través de Jesucristo, el tema principal de la Biblia. Él es el autor de nuestra salvación (Hebreos 5:9). El Antiguo Testamento lo anuncia, y el Nuevo lo presenta. Ambos proclaman su poder redentor, y anuncian el futuro glorioso que ha preparado para nosotros. ¿Y qué debo hacer yo? La Biblia dice que Dios espera que aceptes a Jesús como tu salvador, te mantengas fiel a su Palabra y proclames su mensaje al mundo.

Nota de EGW: “El Señor Jesús dijo de las Escrituras del Antiguo Testamento, y cuánto más cierto es esto acerca del Nuevo: “Ellas son las que dan testimonio de mí,” el Redentor, Aquel en quien se concentran vuestras esperanzas de la vida eterna. Sí, la Biblia entera nos habla de Cristo. Desde el primer relato de la creación, de la cual se dice: “Sin él nada de lo que es hecho, fue hecho,” hasta la última promesa: “¡He aquí, yo vengo presto!” leemos acerca de sus obras y escuchamos su voz. Si deseáis conocer al Salvador, estudiad las Santas Escrituras” (El camino a Cristo, pg. 88).

¿QUIÉN ESCRIBIÓ LA BIBLIA Y DÓNDE?

“porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2ª de Pedro 1:21).

El Espíritu Santo, la 3ª persona de la Deidad, influyó en la mente de personas muy distintas para que escribieran (con sus propias palabras) el mensaje divino. ¿Qué tenían en común todos ellos?

• Moisés: Dirigente político y militar
• Amós: Ganadero y recolector
• Samuel y Jeremías: jóvenes y sacerdotes
• David y Salomón: Reyes
• Ezequiel y Daniel: Escribieron en el exilio
• Mateo: Cobrador de impuestos
• Pablo: Erudito fariseo y viajero incansable
• Juan: Anciano aprisionado en una isla
• Lucas: Médico, historiador… ¡y pagano!
• Pedro: pescador

Distintos oficios; distintas edades; distinto nivel cultural; distintas nacionalidades; distintas circunstancias. Pero todos permitieron ser usados por Dios.

LA BIBLIA COMO PROFECÍA

“Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amós 3:7).

Aproximadamente, un 35% de la Biblia son profecías. Dios anunció con antelación lo que habría de ocurrir. Esto es especialmente cierto en las muchas profecías concernientes a la vida y ministerio de Jesús.

• Jeremías 33:15. Era descendiente de David.
• Miqueas 5:2. Nació en Belén.
• Malaquías 3:1. Fue precedido por Juan Bautista.
• Zacarías 9:9. Entró en Jerusalén a lomos de un asna.
• Isaías 53:5. Fue golpeado y herido.
• Isaías 53:7. No se defendió.
• Zacarías 13:7. Sus discípulos huyeron.
• Salmo 22:17. Clavaron sus manos y pies.
• Salmo 22:18. Repartieron sus ropas.
• Isaías 53:9. Fue sepultado entre ricos.
• Salmo 16:10. Su cuerpo no se corrompió.
• Oseas 6:2. Resucitó al tercer día.

La precisión con la que estas profecías se han cumplido es un testimonio de que Jesús era quien decía ser: el Mesías anunciado por los profetas. Jesús mismo profetizó eventos futuros: su propia muerte y resurrección (Lucas 9:22); la destrucción de Jerusalén (Mateo 24:2); y su Segunda Venida (Juan 14:1-3). Todo se cumplió según se había anunciado. Esto nos da la seguridad del cumplimiento del último evento profetizado: ¡Jesús volverá otra vez!

LA BIBLIA COMO HISTORIA

“y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1ª de Corintios 15:4).

A diferencia de otros libros “santos” que registran esencialmente pensamientos filosóficos, la Biblia es un libro histórico. Se habla de personas y circunstancias concretas. Se mencionan lugares concretos, ciudades, montes, ríos. La línea histórica del Antiguo Testamento se centra en la historia de un pueblo que espera el cumplimiento de la venida de un Mesías. El Nuevo Testamento se centra en el cumplimiento de esta promesa, Jesús. Especialmente, en la realidad histórica de su resurrección. Se mencionan detalles concretos de su sepultura: el dueño del sepulcro; la guardia ante la tumba; el sello de los sacerdotes. Se habla de los que lo vieron y lo tocaron: las mujeres, los discípulos. Se dice que comió con ellos, que paseó y charló con ellos. La Biblia deja patente que la resurrección de Jesús fue una REALIDAD HISTÓRICA. También nos dice que fue “primicias” de una resurrección futura (1Co. 15:20): la nuestra. Por todo esto, podemos tener la seguridad de que nuestra resurrección también será una REALIDAD HISTÓRICA.

EL PODER TRANSFORMADOR DE LA PALABRA

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12).

La Biblia es una herramienta de Dios para llevar a la convicción, al arrepentimiento y al cambio de vida. Transforma personas, familias y naciones enteras. Cuando el rey Josías descubrió “el libro de la ley” quedó profundamente impactado. Involucró a otros en un cambio de vida, y transformó a toda la nación (2ª de Reyes 22:3-20). Es éste uno de los rasgos más característicos de la singularidad de la Biblia: su poder transformador. Miles de vidas transformadas dan testimonio de que la Biblia es lo que dice ser: la Palabra revelada de Dios.

Nota de EGW: “La Biblia entera es una revelación de la gloria de Dios en Cristo. Aceptada, creída y obedecida, constituye el gran instrumento para la transformación del carácter. Es el gran estímulo, la fuerza que constriñe, que vivifica las facultades físicas, mentales y espirituales y encauza debidamente la vida” (El ministerio de curación, pg. 364).