Cómo interpretar las Escrituras – La Creación: el Génesis como pilar, parte 2

Versículo para memorizar. Salmos 19:1. “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.

Génesis nos da una imagen de totalidad que sienta todas las pautas para el resto de las Escrituras. Por ejemplo, la Biblia puede hablar de los acontecimientos del fin porque aquel que hizo todas las cosas en el principio todavía es soberano sobre su Creación. Estudiaremos, pues, los conceptos básicos expuestos en los primeros capítulos de Génesis y su impacto en el resto de la Biblia y en la historia.

¿UNA TIERRA PLANA?

“Él remueve la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas” (Job 9:6).

Una lectura literal de varios pasajes ha llevado a algunas personas a creer en una tierra plana, sostenida por columnas, y limitada por cuatro ángulos (ver Apocalipsis 7:1). Sin embargo, en el mismo libro en el que se habla de las columnas de la tierra, se nos dice que está colgada del vacío (Job 26:7). Debemos entender el lenguaje poético en el que se usan muchas de estas expresiones. Aunque sabemos que la tierra es circular y redonda, en lugar plana (Pr. 8:27; Is. 40:22), seguimos hablando de los cuatro puntos cardinales. Seguimos hablando también del sol que sale y se pone, aunque sabemos que somos nosotros los que damos vueltas. No estamos usando un lenguaje científico. De igual modo, la Biblia hace descripciones en un lenguaje común y no científico.

LA CREACIÓN EN LA LITERATURA ANTIGUA

“Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Génesis 1:27).

Génesis 1-2 no es el único relato de la creación del hombre que existe, sino que existen otros relatos como el manuscrito Atra-Hasis, que relata cómo los acadios concebían la creación del hombre. También los egipcios o los griegos tenían sus propios relatos. Todos tienen similitudes con el relato de Génesis (por ejemplo, el uso del barro), pero también grandes diferencias. En los relatos extrabíblicos el hombre es creado por el egoísmo o la rivalidad entre dioses, reflejando una perversión idolátrica del relato original. Solo Génesis presenta a la humanidad como resultado de un acto de amor por parte del Dios omnipotente, realizado con un propósito exento de egoísmo.

EL GÉNESIS VERSUS EL PAGANISMO

“Dios hizo las dos lumbreras: la grande para alumbrar de día y la pequeña para alumbrar de noche. También hizo las estrellas” (Génesis 1:16 DHHe).

¿Por qué no se mencionan por su nombre al Sol ni a la Luna? En varias culturas, el Sol y la Luna eran dioses que intervinieron activamente en la creación de la Tierra y del hombre. Para los egipcios, por ejemplo, el Sol (Ra) creó la vida. Por esta razón, estos astros eran adorados por casi todos los pueblos de la antigüedad. Para despojarles de cualquier poder creador y evitar la idolatría, Génesis deja claro que éstos eran astros sin vida, creados por Dios con una función específica. No hay dioses diversos que intervengan en la Creación y merezcan nuestra adoración. No hay azar o capricho, todo fue creado con un propósito (Isaías 45:5, 18). Solo el Dios Creador merece nuestra adoración.

LA CREACIÓN Y EL TIEMPO

“Adán, Set, Enós, Cainán, Mahalaleel, Jared, Enoc, Matusalén, Lamec, Noé, Sem, Cam y Jafet” (1ª de Crónicas 1:1-4).

En Génesis 5 y 11, 1ª de Crónicas 1:1-27 y Lucas 3:23-38 encontramos sendas genealogías que abarcan la historia de la humanidad desde Adán a Abraham. No solo se dan nombres, también se dan las edades. Esto nos ayuda a calcular el tiempo pasado entre estos dos personajes. «Vivió “A” ‘X’ años, y engendró a “B”. Y vivió “A”, después que engendró a “B”, ‘Y’ años, y engendró hijos e hijas. Y fueron los días de “A” ‘Z’ años; y murió» (ver Génesis 5:6-8). Sumando todos los ‘Z’ años podemos hacernos una idea de cuándo vivió Abraham. Según la tradición judía, la Creación ocurrió el año 3760 a. C. De esta manera, el año gregoriano 2020 equivale al año hebreo 5780. Aunque esta cifra no es 100% fiable, nos da una idea aproximada de la antigüedad de la tierra.

LA CREACIÓN EN LA ESCRITURA

“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).

En el Antiguo Testamento se menciona con frecuencia el poder creador de Dios. Solo en Isaías tenemos más de 10 referencias directas a Dios como Creador. (Is. 42:5; 43:1, 7, 15, 21; 45:8; 54:16, 56:7; 57:16; 65:17, 18).
En el Nuevo Testamento, tanto Jesús como los apóstoles hacen referencias continuas a los primeros 11 capítulos del Génesis (Mt. 19:4-5; Mr. 10:6-9; Lc. 11:50-51; Jn. 1:1-3; Hch. 14:15; Ro. 1:20; 2Co. 4:6; Ef. 3:9; 1Tm. 2:12-15; Stg. 3:9; Jud. 11, 14; Ap. 2:7; 3:14; 22:2-3).
Incluso se utilizan referencias a la Creación como base de doctrinas tan importantes como el pecado y la redención (Romanos 5:12-19). Sin el pilar del Génesis, toda la Biblia perdería cohesión y fiabilidad.

Nota de EGW: “Dependemos de la Biblia para conocer el principio de la historia del mundo, la creación del hombre y su caída. Si eliminamos la Palabra de Dios, ¿qué podemos esperar sino quedarnos con fábulas y conjeturas, y con ese debilitamiento del intelecto que es el seguro resultado de aceptar el error? Necesitamos conocer la verdadera historia del origen de nuestro planeta, la caída de Lucifer y la entrada del pecado en el mundo. Sin la Biblia, estaríamos confundidos por falsas teorías. La mente estaría sometida a la tiranía de la superstición y la falsedad. Pero, puesto que disponemos de la auténtica historia de los comienzos del mundo, no necesitamos enredarnos con conjeturas humanas y teorías indignas de confianza”