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Versículo para memorizar. 1 Ped. 2:9. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,
pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
En los pasajes para esta semana, Pedro señala a sus lectores la sagrada responsabilidad y el llamado elevado que tienen como pueblo del Pacto de Dios, aquellos que (en el lenguaje de Pablo) han sido injertados en el olivo. Y, entre esas responsabilidades se halla la misma que tenía el antiguo Israel: proclamar la gran verdad de la salvación ofrecida en el Señor.
VIVIR COMO UN CRISTIANO.
“Y ésta es la palabra del evangelio que se os ha anunciado. Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, desead con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, creceréis en su salvación, ahora que habéis probado lo bueno que es el Señor” (1ª de Pedro 2:1-3 NVI).
Pedro utiliza dos imágenes diferentes para mostrar que los cristianos tienen un doble deber: uno es negativo, pues hay cosas deben ser descartadas; el otro es positivo, pues hay cosas que deberíamos tratar de hacer.
DESECHEMOS
• Todo lo que sea malo o tenga intención de engañar.
• Toda simulación o insinceridad.
• Toda envidia.
• Toda murmuración.
ANHELEMOS
• El alimento espiritual de la Palabra de Dios, como un bebé recién nacido anhela la lecha materna.
• Crecer en la salvación.
• Disfrutar de la bondad de Dios.
Con la ayuda de Dios, debemos eliminar toda mala actitud y llenar su hueco con el estudio de la Palabra de Dios, “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2ª de Timoteo 3:16).
LA PIEDRA VIVA.
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1ª de Pedro 2:4-5).
Jesucristo, como piedra principal, es la base y sostén del edificio de la Iglesia. Este “edificio” está formado por piedras vivas (nosotros), que ofrecemos sacrificios espirituales aceptables a Dios.
¿Qué sacrificios son aceptables para Dios? Vidas consagradas (Romanos 12:1); Alabanzas (Hebreos 13:15); Actos de bondad y ayuda mutua (Hebreos 13:16); Dones materiales, cuando reflejan el amor y la consagración del dador (Filipenses 4:18).
EL PUEBLO DEL PACTO DE DIOS.
“Y tomó el libro del pacto y lo leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos” (Éxodo 24:7)
Dios hizo un pacto con Israel en Sinaí. Este pacto era la renovación del pacto realizado con Abraham, Isaac y Jacob (Génesis 15:18; 17:21; Éxodo 2:24). Éste era un pacto condicional. Si obedecían, recibirían las bendiciones del pacto. Si desobedecían, las perderían (Deuteronomio 11). Ahora, Pedro presenta a la iglesia cristiana (“que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios”) como heredera del pacto. Somos sacerdotes del Rey, responsables de guardar y proclamar este pacto.
UN REAL SACERDOCIO.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1ª de Pedro 2:9)
Linaje escogido.
• Dios ha concedido los privilegios y las responsabilidades de la nación judía a la comunidad cristiana.
Real sacerdocio.
• Los cristianos, como sacerdotes que son, deben ofrecer a Dios los “sacrificios espirituales” mencionados en 1ª de Pedro 2:5.
Nación santa.
• La iglesia es el pueblo que representa el carácter santo de Dios en la tierra.
Pueblo adquirido por Dios.
• Cristo compró con su sangre a la iglesia y considera que es, en un sentido especial, su posesión adquirida.
PROCLAMAR LAS VIRTUDES.
“Manteniendo buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios en el día de la visitación, al considerar vuestras buenas obras” (1ª de Pedro 2:12)
Como herederos del antiguo pacto hecho con Israel, tenemos también la responsabilidad de cumplir su misión. Al igual que Israel fue puesto “por luz de las naciones” (Isaías 42:6), somos llamados a compartir el conocimiento de Dios y lo que Él ha hecho por el mundo a través de Jesucristo. Esta obra se realiza en dos vertientes:
1. Por nuestra predicación: “para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó” (v. 10).
2. Por nuestros actos: “para que […] glorifiquen a Dios […] al considerar vuestras buenas obras” (v. 12).
Nota de EGW: ““Cristo vino para dar a los hombres la riqueza de la eternidad; y nosotros debemos recibir e impartir esta riqueza mediante nuestra conexión con él. Cristo ha dicho, no sólo a los ministros sino a todos: El mundo está rodeado por las tinieblas. Haced brillar vuestra luz para los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. Todos los que verdaderamente aman a Dios serán una luz en el mundo”. (Consejos sobre mayordomía cristiana, pg. 360)
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