¿Qué es yugo en la Biblia?

Qué es yugo en la Biblia

Uno de los aspectos controversiales de la vida y obra de Aristóteles fue su opinión en cuanto a la esclavitud. 

“La utilidad de los animales domesticados y la de los esclavos son poco más o menos del mismo género. Unos y otros nos ayudan con el auxilio de sus fuerzas corporales a satisfaces las necesidades de nuestra existencia. La naturaleza misma lo quiere así, puesto que hace los cuerpos de los hombres libres diferentes a los de los esclavos […]. Es evidente que los unos son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos últimos es la esclavitud tan útil como justa” [Aristóteles, La política, libro I, capítulo II].

Tendríamos que remontarnos muy atrás en el tiempo, hasta las civilizaciones sumerias y egipcias, para encontrar los orígenes de la proesclavitud. Su primera época de amplia expansión fue durante los siglos V a.C a I d.C en la sociedad grecorromana, y se debilitó con la aparición y el desarrollo del cristianismo.  

Pero fue con el descubrimiento de América que alcanzó su cumbre. Se calcula que alrededor de 60 millones de esclavos fueron movilizados desde África, y distintas partes del mundo, hacia las naciones europeas y americanas entre los siglos XV al XIX para servir como esclavos.

Desde su independencia en 1789 hasta 1849 la esclavitud fue parte natural del sistema económico de los Estados Unidos. Más a raíz de la ilustración, la industrialización y reavivamientos religiosos en Inglaterra, el abolicionismo tomó mucha fuerza, y triunfó en casi todos los países europeos entre 1830 y 1860. Ahora se mostraba muy preocupante para los intereses esclavistas en el sur de Norteamérica. 

Se desata entonces la guerra de Secesión (1861-1865), cuando los estados confederados (proesclavistas del sur) atacaron Fort Sumter poco después de ser nombrado Linconl presidente. 

La unión triunfó tras la rendición del general Robert E. Lee. El primero de enero de 1863 Linconl proclama oficialmente la emancipación de los esclavos en el sur y en 1865 la enmienda 13 de la constitución decreta la abolición en el territorio de la unión. 

El conflicto por la esclavitud resultó en la destrucción de casi toda la infraestructura de los estados sureños, y se calcula que, en total, la pérdida de alrededor de 700.000 vidas americanas.

Y a pesar de todo esto, todavía la esclavitud no ha sido erradicada por completo en el mundo.

Hemos querido bosquejar muy breve y superficialmente algunos eventos y opiniones respecto a la esclavitud, por el hecho de que en las escrituras la figura del “yugo” ‒que abordamos en esta ocasión‒ está asociada con ella. 

Qué es un yugo

Hagamos un pequeño ejercicio. Imagina que nos encontramos en Israel, cerca del 900 antes de Cristo. Vamos a visitar a un agricultor amigo, que recientemente ha comprado un nuevo campo para arar. Al acercarnos al sitio, le vemos detrás de dos buenos bueyes; dispuesto a comenzar su faena. ¿Lo ves? 

Bien, ¿qué observas entre él y los bueyes? Con algo debe domarlos, ¿no es así? Algún tipo de tabla o base debe estar bien sujeta al cuello y los brazos del animal, a la vez manteniendo lo más unidos posibles al par, y proveer la manera para que el agricultor los domine. 

La respuesta, querido amigo, es el yugo. Un instrumento de madera que se unce al cuello de bueyes, mulas u otras bestias con el fin de poder realizar trabajos serviles, o como medio de transporte. Tiene hendiduras en los extremos, por las cuales se pasan cuerdas para asegurar el yugo al cuello del animal. Y a éste se sujeta la lanza del carro o el timón de arado.

En Números 19:2, por ejemplo, el Señor fija como requisito para la ofrenda por causa de impurezas rituales que la vaca fuese sin defecto y no hubiese llevado yugo. La misma ordenanza fue dada en caso de un homicidio de autor desconocido (Deuteronomio 21:3).

Los términos hebreos ol, motah, y tsemed son los traducidos por “yugo”, y se refieren a esta clase de instrumento; o también una “pareja” o “yunta”. Esto dado que el yugo precisamente era de una naturaleza dual. 

Por eso en pasajes como 1 Reyes 19:19, 1 Samuel 11:7, u otros, se utiliza alguna de estas palabras para hablar de una pareja de animales. Una “yunta” era un par de animales que llevaban un mismo yugo.

Ahora bien, debido a la función de este instrumento agrícola, cuya idea era restringir el movimiento de los animales sometiéndolos a la dirección que el amo indicara, el “yugo” comenzó a ser utilizado desde tiempos tempranos de manera figurativa para referirse a una pesada imposición, a un trabajo fuerte, al dominio que otra persona ejerciera sobre uno o sobre un pueblo, o a la esclavitud. 

Por ejemplo, en Génesis 27:40, en su bendición paternal a Esaú, Isaac le dice “a tu hermano servirás; pero cuando te fortalezcas sacudirás su yugo de tu cerviz”. En Levítico 26:13 Dios se muestra a Israel como quien rompió las “coyunduras de vuestro yugo” para que ya no fuesen siervos de los egipcios. También 1 Timoteo 6:1 se menciona el “yugo de esclavitud”. 

En 1 Reyes 12:4 y 2 Crónicas 10:4 el pueblo pide a Roboam que aligere el “yugo” que Salomón había impuesto sobre ellos, refiriéndose al elevado pago de impuestos. En Jeremías 27:2 Dios manda al profeta hacerse “yugos” para advertir gráficamente de la invasión babilónica y su consiguiente cautiverio. 

Luego, en Jeremías 28:2 y 4, Hananías, falso profeta, anuncia que en dos años Dios quebraría el “yugo” de Babilonia y los haría volver de la cautividad. Dios sí promete esto en Isaías 14:25, Jeremías 30:8 y Nahúm 1:13.

Siendo que el yugo que se utilizaba era de madera, en ocasiones la Biblia habla de un “yugo de hierro” por exagerar lo gravoso e irritante de la servidumbre (ver Deuteronomio 28:48, Jeremías 28.13).

Finalmente en Isaías 58:6 el Señor expresa su deseo de que, en lugar de ayunar con hipocresía, su pueblo desate las ligaduras de impiedad, deje libre a los quebrantados de corazón y rompa todo “yugo”. 

Comprendemos entonces que el yugo es una figura utilizada en el AT para referirse pictóricamente al peso de una carga, servidumbre, imposición o cautividad. 

El yugo en el NT

El yugo reaparece nuevamente en el Nuevo Testamento con sus matices de peso y servidumbre. Ya mencionamos que 1 Timoteo 6:1 habla sin más de la esclavitud como un yugo. Pero más allá de eso, el término es aplicado en el NT en otros contextos.

Por ejemplo, se aplica en el contexto de la ley. Dos pasajes fundamentales en este sentido con Hechos 15:10, y Gálatas 5:1. 

En el primero el apóstol Pedro pide que no se coloque sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni ellos ni sus padres habían podido llevar. En el segundo Pablo alienta a los creyentes a estar firmes en la libertad de Cristo, y no sujetarse al “yugo de esclavitud”. 

En ambos casos el yugo no es la ley, sino un acercamiento a la misma desde los principios legalistas del judaísmo que anulan la libertad y el gozo de la salvación por la fe en Jesucristo. Convertir a la ley en un amo opresor sin sentido, tal como lo había hecho la ortodoxia judía (Mateo 23:4), era nada menos que un yugo de esclavitud. Esta nunca fue la voluntad de Dios con relación a la ley. 

Otro verso muy utilizado dentro de la iglesia es 2 Corintios 6:14. Allí el apóstol dice “no os unáis en yugo desigual con los incrédulos”. 

Observa la forma como traducen algunas versiones: “no se asocien íntimamente con los que son incrédulos” (NTV), “No forméis yunta con los incrédulos” (BAD 1989), “no se unan ustedes en un mismo yugo con los que no creen” (DHH 1994).

En este pasaje Pablo tiene en mente lo que habíamos explicado en cuanto a la naturaleza del yugo, que es dual; lo que implica mucha cercanía y colaboración. De hecho, el objetivo de la yunta es unir la fuerza de dos animales en un trabajo mancomunado. 

Ahora bien, el consejo del apóstol es que el creyente no se una con un incrédulo para compartir un mismo yugo, que claramente será muy desigual. Los principios y hábitos que rigen la vida del creyente son opuestos a los del que no lo es, por lo tanto, una relación de mucha intimidad, causará problemas. De manera especial, el peligro latente de que el creyente sea arrastrado a la asimilación.

Este consejo aplica para el matrimonio, para los proyectos de negocios, para las amistades demasiado cercanas, y demás. 

El yugo de Cristo

El texto más importante es, por supuesto, Mateo 11:28-30, donde Jesús invita a venir a él a todos los que “están trabajados y cargados” para hacerlos descansar. Eso suena muy bien. Pero a continuación dice: “llevad mi yugo sobre vosotros” «¡Oh, no! ¡Otro yugo! Qué estafa la vida con Jesús. Dice que nos dará descanso y lo que hace es colocar otro yugo más sobre nuestro cuello».

Creo que muchos cristianos podrían estar pensando así. Precisamente porque no han entendido bien qué significa el yugo de Cristo.

Él continúa “y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga”.

Jesús quiere deponer de nuestros hombros la pesada carga de las ordenanzas religiosas, de la opresión social y de las agobiantes responsabilidades. Nos ofrece quitar también la carga de pecado y remordimiento, y el bagaje de hábitos autodestructivos. De ese yugo pesado y doloroso, Jesús nos quiere dar descanso.

Pero, ¿cómo? El ser humano no puede vivir sin un yugo, pues siempre llevamos algo. El asunto es qué llevaremos. 

Jesús puede quitarnos ese yugo nocivo, pero debe reemplazarlo por otro. Y ese yugo nuevo que nos ofrece es el suyo. Una carga fácil y ligera, un yugo que brinda descanso. Es como comparar el yugo de hierro con un yugo de goma; así es el cambio cuando aceptamos la invitación de Jesús.

De hecho, siendo que una yunta es para dos, no sería exagerado decir que en este texto Jesús nos invita a llevar su yugo con él, y es ligero porque él nos ayuda a llevarlo. Es un trabajo mancomunado. Por esta razón diría “aprended de mí”, porque mientras andamos muy cerca de él llevando la carga, es inevitable aprender y contagiarnos de su carácter manso y humilde.

1 Juan 5:3 dice que los mandamientos de Cristo “no son gravosos”. Él ya lo había dicho: “mi yugo es fácil y ligera mi carga”. Con él ayudándonos, y contagiándonos de su carácter, la carga es placentera. 

Al fin y al cabo, Dios no quiere esclavos. Más bien:

-El quebraba los yugos de servidumbre en el AT

-Pidió a los israelitas hacer lo mismo 

-Condujo al mundo a entender que la esclavitud no es “natural”, ni humana, ni divina.

-Y hoy nos libra de todo yugo nocivo, especialmente de la mala comprensión de su ley.

-Dios es un enemigo de los yugos. 

¿Cuál es su invitación? Acompañarle a vivir una vida de humildad, mansedumbre y fe. ¿Te sumas?