Hacer amigos para Dios – ¿Por qué testificar?

Versículo para memorizar. 1 Timoteo 2:3-4. “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”.

¿Qué motiva a Dios a ofrecer la salvación a la humanidad? El gran anhelo de Dios es que todos sean transformados por su Espíritu y sean salvos. Él ama a cada ser humano, y su amor no tiene límites, su compasión es eterna, su perdón inagotable. Dios es un padre amoroso que quiere que todos sus hijos estén en casa lo antes posible. ¿Qué nos motiva a nosotros –a los que Dios ha escogido para esta obra– a ofrecer la salvación a la humanidad? ¿Por qué testificar?

PROVEER OPORTUNIDADES PARA LA SALVACIÓN

“¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14).

Dios tiene diversas formas de darse a conocer:

• Por la obra del Espíritu Santo (Hechos 5:32).
• A través de la naturaleza (Salmo 19:1).
• Por circunstancias o providencias especiales (1ª de Crónicas 16:12).
• Por la vida y ministerio de Jesús (Juan 1:18).

A pesar de disponer de todos estos medios, Dios ha querido usarnos a nosotros como canales para transmitir el plan de salvación. Él quiere que los que hemos aceptado la Salvación la compartamos con los demás. Quiere que demos de aquello que hemos recibido, dando a otros la oportunidad de alcanzar la vida eterna (Mateo 10:8; Santiago 5:20).

HACER FELIZ A JESÚS

“Así os digo que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15:10).

¿Te has preguntado alguna vez cómo se siente Dios ante tanto dolor y sufrimiento, ante tanta injusticia que el pecado ha traído a este mundo? (Jeremías 13:17). Cada vez que compartimos el Evangelio con otros, el Cielo mira expectante, anhelando que la persona abra su corazón y acepte la Salvación. Cuando un corazón se abre, los ángeles prorrumpen en gritos de alegría. Dios mismo canta de gozo (Lucas 15:7; Sofonías 3:17). ¿Qué puede ser más gratificante, más reconfortante, que saber que, en un mundo de tristeza, tu testimonio trae alegría al corazón de Dios?

CRECIENDO POR MEDIO DE LA GENEROSIDAD

“De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:38 NVI)

¿Qué ocurre cuando el agua se estanca? El agua de una piscina se corrompe si no se renueva habitualmente. Así, nosotros podemos “corrompernos” si no dejamos que brote de nosotros el agua viva. Como vimos al principio, Dios tiene muchos medios para darse a conocer. Sin embargo, aun cuando se manifestó directamente, puso en contacto a las personas con otras personas. Piensa en el ejemplo de Saulo, o Cornelio (Hechos 9:3-6; 10:1-6). La predicación del Evangelio es un beneficio para nosotros mismos. Nos permite crecer espiritualmente y participar del gozo de ver a otras personas aceptar a Cristo.

FIDELIDAD AL MANDATO DE CRISTO

“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19).

Dios desea fervientemente “que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” (2ª de Pedro 3:9). Por esta razón, nos ha dado la orden de compartir el Evangelio con todo el mundo. Es más, espera pacientemente a que cumplamos esa orden (Mateo 24:14). A través de la historia, Dios ha escogido a hombres (2P 2:5; Gn. 12:1-3), naciones (Is. 49:6) y pueblos (Hch. 1:8) con el propósito de que diesen a conocer la Salvación al mundo. Para la iglesia, descuidar o minimizar el mandato de Cristo es fallar en el propósito de su existencia y perder su llamado profético al mundo.

MOTIVADOS POR EL AMOR

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que, si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2ª de Corintios 5:14-15).

Constreñir es “obligar, precisar, compeler por fuerza a alguien a que haga y ejecute algo” (definición de la R.A.E.). Comprender que, por amor, Jesús se había entregado a sí mismo para morir en su lugar, era el motor que impulsaba a Pablo a diseminar la Palabra de Dios por todo el mundo. Testificar es, por tanto, una respuesta de amor al amor de Dios.

“Ahora más que nunca la mayoría de los hermanos, confiados en el Señor, se han atrevido a anunciar sin temor la palabra de Dios […] lo hacen con buenas intenciones […] lo hacen por amor” (Filipenses 1:14-16 NVI).

Nota de EGW: “Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del Espíritu Santo. El intenso deseo con el cual el Salvador anheló salvar a los pecadores debe caracterizar todos sus esfuerzos. La misericordiosa invitación, hecha primero por el Salvador, debe ser repetida por voces humanas, y resonar en todo el mundo: “Y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida”. Apocalipsis 22:17” (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 35).