Servir a los necesitados – De qué manera vivir la esperanza adventista

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Versículo para memorizar. 1ª Corintios 15:58. “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes,
creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

“Si la esperanza que tenemos en Cristo fuera sólo para esta vida, seríamos los más desdichados de todos los mortales” (1ª de Corintios 15:19 NVI). Como cristianos, nuestra vista mira más allá del horizonte de este mundo. Anhelamos el momento de la Segunda Venida de Jesús y la resurrección de los muertos. Anhelamos también el momento en el que Dios hará justicia y establecerá un mundo mejor. Pero no solo hemos de vivir en la esperanza, debemos compartirla y actuar en consecuencia.

“¿HASTA CUÁNDO, OH JEHOVÁ?”

“¿Hasta cuándo los impíos, hasta cuándo, oh Jehová, se gozarán los impíos?” (Salmos 94:3).

Cuando el pueblo de Dios se ve rodeado de opresión e injusticia clama a Dios: “¿Hasta cuándo?”. ¿Hasta cuándo debían soportar la esclavitud de parte de los egipcios? ¿Hasta cuándo debían soportar el cautiverio del poder de Babilonia? ¿Hasta cuándo debían soportar la tiranía de Roma? “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apocalipsis 6:10). Vez tras vez, Dios ha intervenido. Sin embargo, sigue existiendo la opresión y la injusticia. ¿Hasta cuándo? Sigamos anhelando y clamando hasta el momento en que Dios ejecute finalmente su justicia (Lucas 18:1-8).

UN DETERMINADO TIPO DE ESPERANZA

“y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:12-13 NVI).

Podemos pensar que, como cuando Jesús venga terminará con la pobreza y la opresión, no es necesario que hagamos nada ahora por remediar estas situaciones. Sin embargo, se nos pide que vivamos en este mundo con justicia. Es nuestro deber preocuparnos por aquellos que necesitan nuestra ayuda, y suplir sus necesidades según nuestras posibilidades. Recuerda: si quieres vivir con Jesús por la eternidad, debes vivir hoy como Él vivió (Hechos 10:38).

LA ESPERANZA DE LA RESURRECCIÓN

“¿Acaso no creemos que Jesús murió y resucitó? Así también Dios resucitará con Jesús a los que han muerto en unión con él” (1ª de Tesalonicenses 4:14 NVI).

La resurrección de Jesús es la base de nuestra esperanza (1Co. 15:12-19). Si Jesús no hubiese resucitado…

• Vana es nuestra predicación.
• Vana es nuestra fe.
• Somos falsos testigos de Dios.
• Aún estamos en nuestros pecados.
• Los que durmieron en Cristo perecieron.

La resurrección de Jesús nos asegura nuestra propia resurrección. En la resurrección, la muerte será destruida. El mal, que causa la injusticia, la pobreza y la opresión, será derrotado. Ayudemos a los demás dándoles la esperanza de la resurrección.

ESPERANZA DEL JUICIO

“Hay vanidad que se hace sobre la tierra: que hay justos a quienes sucede como si hicieran obras de impíos, y hay impíos a quienes acontece como si hicieran obras de justos. Digo que esto también es vanidad” (Eclesiastés 8:14).

Sin esperanza de justicia, sin esperanza de juicio, sin esperanza de que las cosas se hagan bien, nuestro mundo sería un mundo absurdo. Pero hay una esperanza: “Dios traerá toda obra a juicio” (Eclesiastés 12:14). Las injusticias cometidas en este mundo no caen en el olvido. Un día, Jesús pondrá todas las cosas en orden. Él “pagará a cada uno conforme a sus obras” (Mateo 16:27). Ésta es una buena noticia para todos los que padecen a causa de las injusticas cometidas en este mundo.

NO MÁS LÁGRIMAS NI DOLOR

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4).

El mundo que Dios nos promete no es como el actual. No habrá allí muerte, llanto, clamor ni dolor. Desaparecerán la pobreza, las injusticias, el sufrimiento y el miedo. Dios enjugará nuestras lágrimas y nos consolará. Él sanará las heridas causadas aquí por el sufrimiento (Apocalipsis 22:2). Cuando ahora compartimos unas palabras amables, un plato caliente, ayuda médica, ropa o consejos con aquellos que lo necesitan, estamos anticipando la gloriosa esperanza de un mundo mejor. Reflejemos hoy el amor abnegado que Jesús manifestó cuando estuvo aquí, y que manifestará el día que enjugue cada una de nuestras lágrimas.

Nota de EGW: “Aférrate del bienestar, de la fe, de la esperanza que Dios te ha dado por su Palabra. Nunca te desanimes… Debemos “aferrarnos” y vivir a la altura de toda la luz que hemos recibido del cielo. ¿Por qué? Porque Dios desea que nos aferremos fuertemente de la verdad eterna, y actuemos como su mano ayudadora, para comunicar la luz a aquellos que no se han dado cuenta del amor que siente hacia ellos… Hemos de esperar vigilantemente la venida del Señor… Cada momento ha de ser fielmente empleado” (Hijos e hijas de Dios, 10 de diciembre).

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